La sabiduría nos persigue, pero nosotros corremos más rápido.

(Inscripción de un autor anónimo en una de las murallas de la ciudad)

Porqué escoger esta frase y no otra de las miles de frases célebres que existen y de personalidades que han marcado la historia del pensamiento como puede ser Sócrates, Quevedo, Rousseau, Sartre entre otros muchos que me vienen a la mente…Pues bien, porque la sabiduría puede residir entre cualquiera de nosotros a condición que nos abramos hacía ella por muy incomoda que sea, por muy impertinente a veces o por muy orgullosa, pero siempre tan imprescindible y tan difícil de alcanzar y de seducir…

Voy a intentar no correr tan rápido, coger el paso de la sabiduría y andar al lado o al menos pedirle el permiso de hacerlo. Por ello empezare a compartir mis pensamientos respaldada por el autor anónimo…

domingo, 21 de noviembre de 2010

Los privilegios y los privilegiados

Estoy leyendo la Ley Orgánica 5/2010, de 22 de junio, por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal Español. Por motivos de trabajo tengo que leerla, además es una lectura interesante por no decir curiosa que hace que uno pare a reflexionar sobre las leyes en general y sobre sus aplicaciones en particular.

¿Qué es una Ley? Es una norma dictada por una autoridad pública que a todos ordena, prohíbe o permite y a la cual todos deben obediencia. La palabra clave es “TODOS”. Bueno, es una pregunta fácil, dirán muchos. Y estos muchos añadirán “quien hizo la ley hizo la trampa”. Cierto es que si buscamos una contestación en negro sobre blanco en una ley, puede que dediquemos horas y días, removiendo fuentes e intentando interpretar y aun así no tendremos el negro sobre el blanco, en todo caso un gris pronunciado. Siempre me pregunto por qué las leyes no son en muchas ocasiones claras. Sería mucho más lógica su aplicación y quizá incluso el ser humano mortal podría llegar a entender el contenido y seguirlo. Quizá no son claras para justamente dar lugar a trampas. Claro que las trampas son toleradas para ciertos, pero no para todos. Y allí entran los privilegios y los privilegiados de la ley. Y si digo de la ley, también me refiero de la política, de la banca, en fin, de todo aquello que nos dirige y que escribe estas leyes.

Volviendo al Código Penal Español, y leyendo las disposiciones relativas a la responsabilidad penal de las personas jurídicas, es decir, empresas, de repente llego a un párrafo que me crispa como poco. Cito: […]“Las disposiciones relativas a la responsabilidad penal de las personas jurídicas no serán aplicables al Estado, a las Administraciones Públicas territoriales e institucionales, a los Organismos Reguladores, las Agencias y Entidades Públicas Empresariales, a los partidos políticos y sindicatos, a las organizaciones internacionales de derecho público, ni a aquellas otras que ejerzan potestades públicas de soberanía, administrativas o cuando se trate de Sociedades mercantiles Estatales que ejecuten políticas públicas o presten servicios de interés económico general.”[…]

Es decir, las entidades estatales, partidos políticos, organismos reguladores, entre otros muchos privilegiados, no se les aplicará el Código Penal. Mi lógica me dice que los primeros que tendrían que estar bajo la lupa de la ley son justamente todos estos arriba citados precisamente porque ostentan mayor responsabilidad política y representativa bien sea en el ámbito privado o público de nuestras vidas. Pero mi lógica es de una simple mortal. Pero mi lógica es también rebelde y me pregunta por qué la democracia permite estos abusos, porque el demos (“pueblo” en griego) que tiene que gobernar en realidad lo que hace es servir a los privilegiados, a las castas modernas de políticos, de sindicatos y otros tantos. No puede quedarse impune nadie ante la ley, sin embargo, parece ser que hoy en día la ley no está por encima de todos, sino está por encima del pueblo y por debajo de la clase dirigente. Sabíamos que la justicia es ciega, pero desde luego no es porque quiera tratar por igual a todos.

Y si esto pasa en el mundo “sagrado” de la Ley, que no pasará en otros ámbitos. Así vemos como las ex vicepresidentas se regalan sueldos exorbitantes, pensiones vitalicias, como ex secretarias de partidos se hacen ministras y no por ser competentes sino porque la mediocridad es mejor tolerada y no provoca problemas. Así vemos como algunos, si pudieran instaurar el estalinismo, cerrarían todas las basílicas y no solo la del Valle de los Caídos, negociando con los terroristas y permitiendo masacres en el Sahara. Si falla la ley, ¿como pretendemos que no falle lo demás? Hemos dejado mucha libertad a los políticos y gobernantes y nos han defraudado, utilizando nuestros votos para sacar adelante las leyes que les protegen cada vez más, pero solo a ellos. Luego para callar a algunas voces o echar el humo electoral nos venden un par de historietas de corrupción que además nunca llegan a ningún fin, es decir, castigo y pena de verdad. Y el pueblo con tanto humo se queda poco a poco ciego… como la justicia…

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