La sabiduría nos persigue, pero nosotros corremos más rápido.

(Inscripción de un autor anónimo en una de las murallas de la ciudad)

Porqué escoger esta frase y no otra de las miles de frases célebres que existen y de personalidades que han marcado la historia del pensamiento como puede ser Sócrates, Quevedo, Rousseau, Sartre entre otros muchos que me vienen a la mente…Pues bien, porque la sabiduría puede residir entre cualquiera de nosotros a condición que nos abramos hacía ella por muy incomoda que sea, por muy impertinente a veces o por muy orgullosa, pero siempre tan imprescindible y tan difícil de alcanzar y de seducir…

Voy a intentar no correr tan rápido, coger el paso de la sabiduría y andar al lado o al menos pedirle el permiso de hacerlo. Por ello empezare a compartir mis pensamientos respaldada por el autor anónimo…

sábado, 27 de marzo de 2010

El baile o las emociones a flor de piel

His hand on your hand, his lips caresses your skin… It’s more than I can stand…
Mi imaginario me lleva a un club con el ambiente decadente, con luces atenuadas, el aroma de habanos, champagne… Los hombres buscan a las mujeres con sus miradas, las intentan desenmascarar, las intentan adivinar, las intentan seducir para que ellas concedan un baile. Cuando esto sucede, el hombre toma posesión de la mujer, su mano la sujeta con firmeza y con sensualidad extrema, la otra mano se apodera de la mano de ella, se nota el tacto, el calor que pasa entre ellos, la electricidad emocional a flor de piel… la mujer se abandona por completo a la merced del hombre que la lleva, la guía a lo largo del baile… El Baile…

Estoy escribiendo este pequeño ensayo escuchando el “Tango de Roxane” de Moulin Rouge, uno de los tangos de tiempos modernos sobrecogedor, estremecedor, con una fuerza de la voz masculina decadente que sufre en su interior… el hombre ama y odia a la vez, acepta y rechaza a la vez, gana y pierde una y otra vez…

El baile en su esencia es una de las formas más sublimes de expresar los sentimientos más profundos, que no necesitan palabras sino expresiones corporales, gestos, miradas. Con una leve inclinación de la cabeza, movimiento de cadera imperceptible pero que da el escalofrío que recorre el cuerpo entero… con las manos que transmiten la sensación y guían a nosotros en nuestros pasos…

El baile abarca todo el extenso abanico de nuestros sentimientos: dignidad y orgullo en el caso de pasodoble, elegancia y chic en el caso de swing, sensualidad latina en salsa, chachachá y merengue, fuerza y poderío de los instintos en el flamenco, nobleza y distinción en el caso de vals y puedo seguir y seguir dando a cada baile el estado de ánimo que nos transmite y que nos hace sentir…

Pero como dice mi profesor de baile ¡El Tango es El Baile!

Empiezo ahora a aprender el tango y por poco que he podido sentir, ya que el baile más que ver -aunque también es muy visual-, hay que sentirlo y vivirlo, pues tiene todo de los demás bailes… con un añadido y es que hay además un cierto sufrimiento de las relaciones no terminadas, no empezadas, no comprendidas, traiciones, amor en su estado puro y pasión en su estado visceral… y todas estas vivencias se bailan con dignidad y orgullo, con elegancia y chic, con la sensualidad, fuerza y poderío, nobleza y distinción… Es el baile por excelencia que deja ver que el hombre necesita a una mujer y la mujer necesita a un hombre y que son una unión perfecta, sublime, que complementa uno al otro aun si son tan distintos. La atracción de los sexos opuestos es la esencia del Tango, como es la esencia de la vida misma…

El baile además nos hace conocer mejor nuestro cuerpo, sus reacciones, nos da la elasticidad, hace vivir a la mente y a nuestra imaginación, nos hace sentir por unos instantes más nobles, más libres, más sofisticados… todo aquello que desgraciadamente vamos perdiendo cada día más.

Y no elogio aquí las fiestas de pueblo, ni las discotecas con pachangas de baja estofa y calidad, con textos primitivos y música (o mejor dicho, sonidos) repetitivos y cansinos… ya que allí no se baila, allí se mueve el esqueleto…

Yo hablo del baile que nos eleva, la danza, que nos hace sentir más atractivos, más inteligentes, más seductores, más sensibles, más cerca del arte y de todo aquello que representa el arte…

sábado, 6 de marzo de 2010

The state of art (estado de arte) de la chapucería

Pues sí, hay que saber ser chapuza y llevar al extremo de desarrollo incontestable la chapucería, que a su vez se apodere del modo de trabajar, funcionar y llevar a cabo tareas, gestiones, administración y trabajos de todo tipo, índole y esencia.

A diario no dejo de asombrarme del poderío de la chapucería que reina en todo. Pero claro, la chapucería no se reproduce sola, tiene los que la crean, la mantienen, la gestionan y encima ¡les pagan por ello! Y muy a menudo, les pagan mucho más que a los que hacen su trabajo-función de forma correcta… pero claro es mejor ser listillo y hacerse pasar por bobo e ignorante total que por una persona sensata y responsable… Tienes menos probabilidades de que te echen…

En estos últimos meses de invierno, que por mucho que lamentemos que ha sido duro, pues es un invierno, señores y que yo sepa en invierno hay cierta probabilidad de que pueda llover e incluso, que atrevimiento por parte del Creador, nevar, dejando en evidencia el sublime estado de la chapucería… pues en estos últimos meses, el tren que me lleva a diario a trabajar, salvo de momento gracias a Dios, los fines de semana aunque con estos gobernantes que tenemos igual toca trabajar incluso los fines de semana para ni siquiera tener por seguro que cobraremos las pensiones irrisorias al final… porque eso de ver invertir el dinero en obras, mejoras… etc., es una utopía que incluso el padre de los utópicos, Sir Thomas More, no llegaría a imaginar… pues este tren ha sufrido demoras, paradas de unos 40 minutos sin que (a que lo podéis imaginar) nadie avisara de qué se trata, qué estimación hay y por último pedir disculpas…). Claro, cada caso era único en su subliminal estado de chapucería pura…

Primer estado: los pasajeros toman sus asientos, bueno, intentan negociar más bien cambios de asientos múltiples por motivos variados como puede ser “Ah, no me he enterado que está numerado”, “¿Y que más da donde sentarse?” o peor aún, tu llegas con tu billete y número de asiento que has pedido, has hecho cola y porque te gusta más la ventanilla para ir viendo el paisaje, y de repente ves a uno plantado allí poniéndose la cara bobo preguntado si no te importa… pues alguna vez se han llevado la sorpresa ¡os lo aseguro! … Tras este trajín, logramos asentar los culos o traseros, y empezamos a esperar que el tren salga de la estación… pasa la hora prevista a tal efecto, pasa media hora más… y más… y de repente algunos empiezan a preguntar qué es lo que está pasando, porque la megafonía está muda… Bueno, la más impertinente de las impertinentes, yo, salgo y voy a preguntar… ¿¡Preguntar!? Para qué, si estoy tan bien, calentita, tengo la justificación perfecta para acortar el día laboral… en fin… así soy de “rara”… pues el revisor tras una búsqueda intensa por el andén y los vagones, con la cara de caído de otro planeta, me dice que no sabe nada… pues mi pregunta a esta respuesta es muy lógica… “¿Qué hace Ud. Entonces? ¿Cuál es su función? Porque os aseguro que el tren que cojo yo, los revisores no hacen nada más que contar a los pasajeros con los resguardos de billetes! En fin, tradición anclada de un funcionario del state of art de la chapucería.

Segundo estado: Otro día, otro tren, mismo trajín de asientos, y otra parada pero ya llegando a Atocha… Silencio de la megafonía, luces que se apagan, penumbra dentro de los vagones… una decoración ideal para una película de perturbados en el tren… Bueno no será en realidad por falta de perturbados… porque al acercarme, como siempre yo metiéndome donde no me llaman, intentado hacer valer mi condición del cliente que ha pagado y por tanto tiene derecho a un servicio digno y profesional de “primer mundo” (me sonrío escribiéndolo), pues al acercarme, veo que hay un montón de hombres que con caras de resignación están mirando fijamente a la puerta del maquinista pero ninguno se atreve a tocar la maldita puerta para preguntar qué es lo que pasa porque el revisor, como os podéis imaginar y como es la costumbre, está perdido entre vagón y vagón intentando pasar desapercibido… pues nadie toca la puerta salvo… en efecto, ¡yo! Allí hay un episodio de lucha libre con la puerta entre el maquinista y vuestra servidora a ver quién es capaz de mantenerla bajo su control… yo gano… y le pregunto qué es lo que pasa y cuanto tiempo vamos a tardar en arreglar lo que sea… La respuesta del maquinista es el súmmum de chapuza profesional… “No lo sé, están intentando ver desde el mantenimiento”… Pues majo, si los del mantenimiento son tan bien puestos como tú…. En fin… milagro es que los trenes circulan…

Tercer estado: Por fin, logramos llegar a Atocha, entramos en la estación y empezamos a esquivar los cubos de colores variados, predominando el amarillo y el rojo (¿? Será para identificar de qué origen es la chapucería de cara a los extranjeros) que están puestos como medio de lucha contra el goteo continuo… es que está lloviendo… hay que entender la sutileza de los cubos… eso sí, están puestos los cartelitos alertando sobre el suelo posiblemente resbaladizo…

Cuarto estado: Ya no está relacionado con el tren ni con Atocha (con el material que dan, en realidad tengo que estar muy agradecida porque si todo fuese como Dios manda, no tendría este artículo)… Vamos muy a menudo a hacer las compras semanales al supermercado cerca de nuestra casa… Es de construcción reciente y está levantado sobre unos montículos de arena que están sujetos por un muro de hormigón… Cada vez que nos toca ir, constatamos la degradación que va sufriendo el edificio y sobre todo el aparcamiento en frente… La culpa va a ser de la lluvia… Claro, está inundando todo, está lavando la arena y crea unos baches, unos agujerotes, unas grietas que cualquier día estando de compra, empezaremos a flotar… De hecho, los carritos llenos se derrapan y van por libre… tienes que emplear una fuerza muscular extra para retenerlos que me río yo de los que levantan pesas en el gimnasio… Pues se ve por aquí, por allí algún parche de cemento intentado remediar la grieta rebelde, pero la maldita grieta sigue creciendo encantada… Me pregunto si al arquitecto de turno le van a pedir explicaciones ya que han metido máquinas para remediarlo puesto que esto cuesta y el edificio lleva dos años escasos…

¿Qué puedo decir? Que gracias a Dios, todavía hay gente que vale profesionalmente, aunque cada día se escasea y me da pavor y miedo autentico de pensar que el state of art de la chapucería llegara a ser un state of mind (estado de mente) generalizada…

Continuará…