La sabiduría nos persigue, pero nosotros corremos más rápido.

(Inscripción de un autor anónimo en una de las murallas de la ciudad)

Porqué escoger esta frase y no otra de las miles de frases célebres que existen y de personalidades que han marcado la historia del pensamiento como puede ser Sócrates, Quevedo, Rousseau, Sartre entre otros muchos que me vienen a la mente…Pues bien, porque la sabiduría puede residir entre cualquiera de nosotros a condición que nos abramos hacía ella por muy incomoda que sea, por muy impertinente a veces o por muy orgullosa, pero siempre tan imprescindible y tan difícil de alcanzar y de seducir…

Voy a intentar no correr tan rápido, coger el paso de la sabiduría y andar al lado o al menos pedirle el permiso de hacerlo. Por ello empezare a compartir mis pensamientos respaldada por el autor anónimo…

miércoles, 20 de octubre de 2010

¿Es “Halal” bueno para el Occidente?

Antes de intentar contestar a mi propia pregunta, tengo que aclarar algunos conceptos. “Halal” es el modo de vida gastronómica y por lo visto no solo gastronómica de los musulmanes. Es decir, “halal” no tiene que contener nada de cerdo, nada de alcohol y los animales han de ser sacrificados de una forma particular, tienen que estar desangrados de una forma peculiar. “Occidente” es el mundo avanzado, civilizado, portador y transmisor de valores como libertad, igualdad, fraternidad, educación, tolerancia, cultura, historia y raíces político religiosos comunes.

Tras esta breve aclaración de dos conceptos recogidos en tan corta pregunta, procederé a exponer mi indignación hacia los acontecimientos que ocurren cada día delante de nuestros ojos (es decir, los ojos del mundo occidental) y nosotros desviamos la mirada bien sea por que el aire de los tiempos modernos sopla de forma “políticamente correcta” o bien porque somos laxos, o bien porque no nos importa nuestro futuro e incluso ya el presente, o bien porque no nos damos cuenta y entonces somos unos ilusos e ingenuos, sobre lo que está pasando a nuestro alrededor, en nuestra propia casa.

Viendo un programa de la televisión belga sobre los hábitos de consumo, me doy cuenta que cada vez más las grandes superficies promueven comidas “halal”, sin decir que hay muchos restaurantes y establecimientos de comida rápida que se proclaman abiertamente ser “halal”. Es más, incluso los productores belgas han puesto en el mercado un champagne “halal”¿¿¿ Champagne halal??? (que me digan donde lo venden para no ir ni ver ni comprar). ¿En que consiste? Pues es una bebida en base a uva pero sin alcohol. Por tanto ya de entrada no puede llamarse champagne. Yo si fuese el productor de champagne (que es una denominación), les llevaría a los juzgados para empezar. Es curioso ver como intentan los hermanos musulmanes (no mezclar con la organización bélico-fanática de los hermanos musulmanes de Egipto, aunque a estos no les falta mucho tampoco para llegar a semejarse y encima dentro del mundo occidental), utilizar los nombres tan conocidos al oído occidental y dar al concepto un vuelco totalmente diferente. ¿Por qué no lo llaman “Imitación ridícula al champagne”? (puede que incluso yo, por el mero hecho de que me haga gracia el nombre, lo comprara). Esa es la parte poco relevante quizá de toda la historia del halal. Lo que me preocupa verdaderamente es que los musulmanes nos imponen poco a poco su forma de ver el mundo, su forma de comer, que para el colmo resulta que es su seña de identidad (y yo ingenua de mí he pensado siempre que la seña de la identidad es tu territorio, tu lengua, tu cultura, tu escritura, tus valores, y religión, tu visión al mundo, y también, pero en menos parte, tu comida) y que el mundo occidental lo deja hacer. De allí que cada vez más se ve el halal en las empresas, en los bancos, en las comidas, ¿en el sexo? (bueno, habría que preguntar a los del turbante si el sexo en sí es halal).
No quiero vivir en un occidente halalizado, quiero vivir en un occidente iluminado, culto, prospero, avanzado, libre y libertino (porque no?), respetuoso y no en un occidente reprimido, cubierto con el velo, barbas, con prohibiciones absurdas, con limitaciones medievales a la educación, libertad, derechos.

Me indigna tanta preocupación de los comerciantes a enriquecerse de cualquier forma y si hace falta imponer el halal (claro, demográficamente los musulmanes empiezan a pisar cada vez más fuerte) al resto de los consumidores mientras hay miles y millones de personas en el occidente, no musulmanes eso sí, que no tienen acceso a las cosas básicas. ¿No es mejor centrarse en ellos y dejar de contentar a los que no se integran y nos miran con los ojos llenos de desconfianza e incluso odio?)

No quiero ver la Comisión Europea ni el Parlamento Europeo Halal. No lo quiero. No creo que nuestros antepasados hayan luchado por obtener los valores que tenemos hoy en día en el occidente, en vano.

Una última reflexión: Angela Merkel hace unos días ha reconocido el fracaso de la integración de los inmigrantes en la sociedad alemana. Puedo dar una precisión más: no se trata de los inmigrantes en general, sino de los más de cinco millones de turcos que viven en Alemania, eso si, de forma halal, pero ¿es la forma occidental?